El poder de lo público contra la pobreza

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Dice la sabiduría popular que toda crisis supone una oportunidad. Tal vez esta sentencia pueda parecernos manida pero, sin lugar a dudas, lleva consigo una importante carga de razón. A estas alturas nadie duda que la crisis está afectando a todos los sectores de nuestra sociedad - incluidas las ONG de Desarrollo, algunas de las cuales han anunciado recortes de personal en las últimas semanas. Nadie debería dudar tampoco, que ese impacto está siendo mucho más agresivo y dramático para las personas más vulnerables del planeta: hay más de 1.500 millones de personas que sufren pobreza extrema en el mundo.

El Plan Anual de Cooperación Internacional aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 4 de marzo, consolida una preocupante tendencia que rompe con los compromisos asumidos por el gobierno en materia de cooperación al desarrollo y que, en última instancia, impedirá que los objetivos marcados en la lucha contra la pobreza para 2015 puedan alcanzarse. Los recortes de más de 1.000 millones de euros recogidos por este Plan, conllevan la disminución de la ayuda en sectores tan importantes como la educación, la salud o el acceso al agua y al saneamiento y abren la puerta a que la cifra de 1.500 millones de personas extremadamente pobres se incremente.

Las Patronas

 

patronasLas Patronas

La localidad de Guadalupe o La Patrona está situada en el Municipio de Amatlán de los Reyes, Estado de Veracruz, México.
Allí viven "Las Patronas", un grupo de 14 mujeres que, diariamente desde hace 15 años, dan bebida y comida a los emigrantes que viajan, como moscas, sobre trenes de carga hacia EEUU.
Al menos 400.000 centroamericanos indocumentados cruzan cada año México para tratar de llegar a EEUU.
Al 15% que lo consigue le espera la policía fronteriza y cazadores de espaldas mojadas.
Los emigrantes que viajan sobre el tren recorren una distancia de 8.000 Km. hasta llegar a EEUU.
En los últimos años se han contabilizado más de 5.000 muertos y un número indeterminado de desaparecidos...
Las Patronas cocinan y entregan a los emigrantes una media de 200 raciones de comida y bebida cada día.

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Espejismos de Libertad

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Quiero empezar mandando un saludo, un abrazo y una felicitación bien grandes a los valerosos pueblos egipcio y tunecino. Y ojalá podamos mandárselos, también, a otros pueblos y otras gentes, tanto del mundo árabe como de otros contextos geográficos y culturales, que, cansados de soportar situaciones inaceptables de injusticia y opresión, sean igualmente capaces de alzarse contra sus particulares tiranos para intentar tomar las riendas de su destino. Algunas modestas reflexiones se me ocurren a partir de estos esperanzadores acontecimientos. La primera sería constatar el puntillazo que suponen para esas posturas derrotistas –tan frecuentes por desgracia en nuestras sociedades “desarrolladas”- de todos aquellos que proclaman la inevitabilidad del “desorden establecido”, la imposibilidad real de que las cosas cambien. ¡Vaya si pueden cambiar! Sólo hace falta un pueblo que diga “¡basta!”; que se eche a la calle de forma pacífica, sí, pero radicalmente firme y obstinada; que no esté dispuesto a seguir soportando la indignidad y la violencia de un trato inhumano y degradante.

No olvidemos, además, que este proceso liberador que hoy se extiende por el norte de África tuvo un inicio, un detonante que prendió la mecha del descontento popular: el joven universitario Mohamed Bouaziz, quemado a lo bonzo en la localidad tunecina de Sidi Buzid como radical acto de protesta cuando la policía le quitó el modestísimo puesto de frutas ambulante con el que pretendía ganarse la vida. Lo que nos demuestra también lo importantes y transcendentes que pueden resultar en ocasiones determinados gestos individuales, por más que lamentemos profundamente el hecho de que situaciones vitales desesperadas puedan llevar a alguien a tomar una determinación tan drástica.

Entrevista a Manfred Max-Neef

AMY GOODMAN: En Bonn, Alemania tuve oportunidad de conversar con Manfred Max-Neef, el reconocido economista chileno que ganó en 1983 el Right Livelihood Award, dos años después de haber publicado su libro Economía Descalza: Señales desde el Mundo Invisible. Empezé preguntándole que explique el concepto de la economía descalza.

MANFRED MAX-NEEF: Bueno, es una metáfora, pero es una metáfora que se originó en una experiencia concreta. Yo trabajé alrededor de diez años de mi vida en áreas de pobreza extrema, en las sierras, en la jungla, en áreas urbanas en distintas partes de Latinoamérica. Al comienzo de este periodo, estaba un día en una aldea indígena en la sierra de Perú. Era un día horrible; había estado lloviendo todo el tiempo. Estaba parado en una zona muy pobre y enfrente de mí estaba otro hombre parado sobre el lodo (no en el barrio pobre sino en el lodo). Y bueno, nos miramos. Este era un hombre de corta estatura, delgado, con hambre, desempleado, cinco hijos, una esposa y una abuela. Yo era el refinado economista de Berkeley, maestro de Berkeley, etc. Nos mirábamos frente a frente y de pronto me di cuenta de que no tenía nada coherente que decirle en esas circunstancias; que todo mi lenguaje de economista era obsoleto. ¿Debería decirle que se pusiera feliz porque el producto interno bruto había subido un 5% o algo así?

Gasolina para una Revolución

Quizás sea muy poco, apenas nada, el dedicar este escrito al joven tunecino que se prendió fuego a lo bonzo en Túnez, ante la grandeza de su gesto. Unas líneas, un folio, unas cuantas palabras para una vida que arde en las llamas de la desesperación. Un fuego lúgubre que, sin embargo, prende todas las mechas de la esperanza. Se llamaba Mohamed Bouazizi y era un vendedor de fruta. Desde los diez años se dedicaba a comprar la mercancía por la noche y después, a la mañana y durante todo el día, a venderla arrastrando su carro por las calles y plazas. Pero antes, tenía que someterse a la mordida policial que le exigía su parte si quería seguir vendiendo. Si no quería que le volcaran el carro, le robaran la fruta o le destrozaran las piernas y la cara. A la tarde, regresaba a su casa con sus doce dinares de ganancia, unos ocho euros, para alimentar a los nueve miembros que se hacinaban en su astrosa casa. Policía corrupta que sigue el ejemplo piramidal de sus dirigentes, que alarga la mano para que le suelten un manojito podrido de billetes. Un rollito de billetes si quieres seguir malviviendo. Igual que en Egipto, en Marruecos y en Argelia. Igual que en todo el Magreb. Lo mismo que en toda África. Hasta que un día se cansó de humillaciones –más vale morir de pie que vivir eternamente de rodillas-, compró un bidón de gasolina, se la derramó por el cuerpo y, delante de los dos policías que lo acosaban, se prendió fuego. Murió una semana más tarde en el hospital. Justo cuando su gesto era un símbolo que había prendido la pólvora de la revolución y el pueblo, harto como Mohamed, se echó a la calle reclamando pan, justicia y libertad.

Contra el reclutamiento de niños soldado

Lanzamiento de apoyo a la campaña
contra el reclutamiento de niños soldado.

Hoy en día, los niños soldados están combatiendo en al menos 14 países de todo el mundo. Los niños y las niñas se ven obligados a combatir, explotados por su trabajo, y sometidos a la violencia y el maltrato.

Hace diez años, la ONU adoptó un tratado que prohíbe la utilización de niños menores de 18 años en las hostilidades o su reclutamiento forzoso en las fuerzas o grupos armados. Hoy en día, dos tercios de los países del mundo han ratificado este tratado, conocido como el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados. Sin embargo, 61 países no han ratificado todavía el tratado y no han manifestado su absoluto compromiso para poner fin a la utilización de niños soldados.

Ayúdenos a lograr la ratificación universal del Tratado de niños soldados por escrito a los embajadores de los países clave. Pida a esos gobiernos poner fin al uso de niños soldados y actuar rápidamente para ratificar el tratado.

Les Pedimos que se tomen un minuto para firmar esta petición a los gobiernos que todavía no han ratificado este tratado, que firmen el Tratado de Naciones Unidas para acabar con la utilización de Niños Soldados. Es un signo muy sencillo y no lleva mucho tiempo firmar esa petición en la web de Human Right Watch:

ENLACE PARA FIRMAR

Así contribuimos a hacer un mundo un poco más pacífico donde se respeten los Derechos de los niños

 

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