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6 de Noviembre de 2023

FUENTES: El País, eldiario.es, Público, InfoLibre, Cadena Ser, VientoSur, El Plural, El Salto, Rebelion.or, LoQueSomos, Contextos.

GENOCIDIO, COMPLICIDAD Y SOLIDARIDAD

CIFRAS DE LA MASACRE

Las últimas cifras dan cuenta de 9.770 muertos, entre ellos 4.008 niños, y 24.800 heridos palestinos en Gaza. Dice UNICEF que cada diez minutos muere un niño.

La muerte también ha alcanzado a 38 periodistas y a 88 trabajadores de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos.

16 de los 35 hospitales han dejado de funcionar, lo mismo que 51 de los 72 centros de atención primaria, debido a daños o por falta de combustible.

Los bombardeos israelíes no respetan ni a las ambulancias que transportan heridos. ¿Qué atención pueden esperar las 180 mujeres que diariamente dan a luz en la Franja?

La falta de agua potable, que ha sido un problema desde que en 2007 Israel impuso su bloqueo a la zona, afecta ahora al 95% de la población.

Israel culpa a todos los gazatíes de la incursión de Hamás a Israel el 7 de octubre. Por lo tanto, todos deben ser castigados. Eso les sirve para justificar los cada vez más habituales bombardeos a hospitales, escuelas, campos de refugiados e instalaciones esenciales para satisfacer las necesidades básicas de la gente, para mantener ese bloqueo total que impide la llegada de alimentos, agua y combustible, y para obstaculizar la llegada de ayuda humanitaria, utilizando la inanición como arma de guerra. “Se está agotando el tiempo para evitar un genocidio y una catástrofe humanitaria”, ha declarado un grupo de expertos de Naciones Unidas.

En Cisjordania, en las últimas semanas 132 palestinos han muerto a manos de soldados y colonos israelíes, y los habitantes de 13 aldeas han sido expulsados. Los asentamientos judíos en Cisjordania que hace 30 años eran 200.000, hoy superan los 700.000.

EN BUSCA DEL “GRAN ISRAEL”

Recientemente, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, defendió su “guerra santa” contra los palestinos apoyándose a argumentos bíblicos: “Vayan y atáquenlos y destruyan absolutamente todo lo que tengan y no los perdonen; mátenlos, tanto a hombres como a mujeres, infantes y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y burros” (Libro de Samuel, 15,3).

Cada día que pasa parece más evidente que el objetivo de Israel es poner fin a la presencia de los palestinos en lo que quiere que sea “el Gran Israel” (que incluiría Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este). Netanyahu ha anunciado una victoria que “resuene durante generaciones”, y ha sentenciado: "No nos detendremos hasta la victoria".

Recientemente se han hecho públicos documentos israelíes en los que se detalla el plan para expulsar a toda la población de Gaza a la península de Sinaí (Egipto), lo que echaría por tierra el sueño de un Estado palestino independiente. La salida de palestinos al Sinaí, que es apoyada también por Estados Unidos, se presentaría como temporal, pero obviamente la política israelí de hechos consumados la haría pronto definitiva. Egipto, por el momento, se niega rotundamente a ese plan y solo acepta la entrada de heridos y personas con pasaporte extranjero.

¿QUÉ LES ESPERA?

Por el momento, los expertos observan que se está produciendo militarmente una partición de la franja de Gaza, y que probablemente Israel busca crear en el norte, donde aún quedan unos 350.000 palestinos, una “zona de amortiguamiento” bajo su control militar por tiempo indeterminado.

¿Qué le espera a la Franja? ¿Pasará a ser un gigantesco campo de desplazados internos apátridas, sin derechos?

Las escasas informaciones indican que tienen lugar combates cuerpo a cuerpo entre el ejército israelí y los milicianos palestinos. Israel reconoce varias decenas de bajas en sus filas. El pasado reciente muestra que acabar con un grupo armado ocupando territorio, bombardeando masivamente a población y asesinando a un gran número de civiles puede provocar un aumento la insurgencia (Afganistán o Irak).

LA PASIVIDAD INTERNACIONAL

La ciudadanía del mundo observa atónita la pasividad de la Comunidad Internacional ante el genocidio. Los ciudadanos denuncian la matanza y claman por un alto al fuego y el fin de la masacre. Lo hacen millones de personas desde Barcelona a Santiago de Chile, desde París a Estambul, desde Bogotá a Dublín, desde Toronto a Amán, desde Sidney a Ciudad del Cabo, desde Kabul a Estocolmo…

300.000 personas se manifestaron en Washington hace unos días, una manifestación que ya ha sido comparada con la del 21 de octubre de 1967 por el fin a la guerra de Vietnam.

No es de extrañar la posición estadounidense. Es sabido que nadie puede ganar unas elecciones en Estados Unidos sin el apoyo del poderoso lobby israelí. Israel es el principal receptor de ayuda estadounidense desde el fin de la Segunda Guerra Mundial; el monto ya asciende a 160.000 millones de dólares (el 80%, en asistencia militar); Israel recibe ahora 3.800 millones al año, y el gobierno se propone entregarle un paquete adicional de 14.300 millones.

Pero, ¿y Europa?

VERGÜENZA AJENA

Ciento veinte naciones apoyaron en la ONU una resolución que pide una tregua humanitaria que conduzca al cese de las hostilidades. Solo ocho son de la Unión Europea: Bélgica, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Portugal, Eslovenia y España. Estados Unidos y gran parte de Europa siguen dando luz verde a los bombardeos israelíes contra Gaza, deteriorando más aún su imagen y contribuyendo al desmoronamiento del derecho internacional, que pareciera que solo tiene vigencia cuando quien lo viola es el adversario. Hoy Occidente está más solo ante la historia.

Craig Mokhiber era director de la oficina de Nueva York del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Avergonzado por la inacción de los organismos de la ONU para prevenir el genocidio en Gaza, ha presentado su dimisión. “Una vez más estamos viendo un genocidio desarrollarse ante nuestros ojos y la organización a la que servimos parece impotente para pararlo”, escribió en su carta de renuncia.

Mokhiber acusa a Estados Unidos, el Reino Unido y gran parte de Europa de ser "completamente cómplices": “De hecho están activamente armando la agresión, proveyendo apoyo económico y de inteligencia y dando cobertura diplomática y política a las atrocidades de Israel”.

"Como abogado de Derechos Humanos con más de tres décadas de experiencia, sé bien que el concepto de genocidio ha sido objeto de abuso a nivel político, pero la actual carnicería contra el pueblo palestino (...) no deja ningún espacio para dudar", agregó.

PERO, ¿QUÉ ES HAMÁS?

Hamás es el partido político que ganó legítimamente las elecciones en Gaza y que hoy, si se celebrasen otros comicios, seguramente ganaría en toda Palestina. Cuenta con un ala militar, las Brigadas Al-Quds. Al Fatah, el grupo político palestino favorito de Occidente, también tiene su ala militar, llamado las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, aunque no tiene actividad.

Curiosamente, solo consideran terrorista a Hamás los enemigos del estado palestino: Israel, Estados Unidos, Europa y unos pocos aliados más de la OTAN. Son los mismos que no han reconocido a Palestina y que se abrogan la representación del “Occidente”. Para el resto del mundo Hamás es sólo una agrupación política.

Ese Occidente suele argumentar que Hamás dispara contra civiles israelíes, aunque este concepto es dudoso en un país donde toda la población entre los 18 y los 50 años está militarizada y mayoritariamente armada. Aparte de eso, ¿no dispara habitualmente el ejército israelí y sus colonos contra los civiles palestinos y contra sus hospitales, escuelas, mezquitas o iglesias?

La acusación a Hamás como terrorista también se basa en que practica el secuestro. Pero nadie parece reparar que actualmente hay en las cárceles israelíes aproximadamente 5.000 presos políticos, mujeres, niños y enfermos, detenidos eufemísticamente por “motivos administrativos”, sin ningún tipo de cargos.

Occidente defiende el derecho de Israel a la “legítima defensa contra el terrorismo”, pasando por alto que la doctrina militar israelí asume como un derecho el asesinato de inocentes indefensos en masa para persuadir a la resistencia de que desista de luchar.

Hamás se opone, con notable éxito, al dominio colonial judío, y quizá de ahí el apelativo de “terrorista”. Pero, ¿no reconocen las leyes internacionales ese derecho a los pueblos/países ocupados? La Resolución 3070 de la Asamblea General de Naciones Unidas “reafirma la legitimidad de la lucha de los pueblos por librarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada”.