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27 de Noviembre de 2023

FUENTES: El País, eldiario.es, Público, InfoLibre, Cadena Ser, VientoSur, El Plural, El Salto, Rebelion.or, LoQueSomos, Contextos.

LA TREGUA

Israel y Hamás, con la mediación de Qatar y Egipto, acordaron una tregua de cuatro días, que incluye la liberación de rehenes israelíes en manos de Hamás y la liberación de presos palestinos en cárceles de Israel, además de la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.

Con sus más y sus menos, la tregua está funcionando. De los 50 rehenes que debería liberar Hamás, en los tres primeros días fueron liberados 41. Israel, por su parte, liberó 117 presos palestinos, en su mayoría mujeres y, sobre todo, menos de edad; casi todos sufrían “detención administrativa”, sin haber sido juzgados ni condenados.

Según cifras israelíes, Hamás tendría en su poder 240 rehenes desde su incursión en Israel el 7 de octubre pasado, aunque Hamás ha afirmado que unos 60 de ellos han muerto como resultado de los bombardeos israelíes.

En las cárceles israelíes hay aproximadamente 8.000 presos palestinos, muchos de ellos menores de edad, que fueron arrestados por arrojar piedras a los soldados o manifestarse contra la ocupación israelí.

El alto al fuego ha permitido la entrada por el paso de Rafah (frontera de Gaza con Egipto) de unos 200 camiones diarios con alimentos, medicinas y agua potable, así como 130.000 litros de diésel y cuatro camiones de gasolina diariamente.

La tregua puede representar un cierto alivio para el gobierno israelí, cuyos ciudadanos, humillados por el ataque de Hamás del 7 de octubre, sufren una situación de inseguridad y le exigen un plan claro para recuperar a los rehenes.

Los portavoces israelíes han advertido que, al terminar la tregua, “continuarán la guerra para traer de vuelta a todos los secuestrados, completar la eliminación de Hamás y garantizar que Gaza no renueve ninguna amenaza contra Israel”. Es decir, que continuará el genocidio contra el pueblo palestino. En palabras de una dirigente social palestina “la tregua significa que Israel pospone nuestro asesinato cuatro días”.

LA VERGONZANTE COMPLICIDAD DE OCCIDENTE

Los muertos civiles en Gaza ya suman 14.850 (incluidos más de 6.000 niños) y los heridos son más de 35.000. Más de 40.000 viviendas han sido destruidas y 220.000 severamente dañadas; son el 45% de todas las viviendas. Otro tanto cabe decir del 40% de las instalaciones educativas.

Israel lanzó en los primeros días sobre la Franja de Gaza tantas bombas como Estados Unidos en un año en Afganistán. Ha utilizado principalmente los cazas y helicópteros comprados a Estados Unidos.

Mientras las fuerzas israelíes bombardean directa y repetidamente escuelas, hospitales, columnas de refugiados, instalaciones de la ONU y todo tipo de infraestructuras civiles, la mayoría de los gobiernos occidentales siguen mostrándose sin tapujos plenamente solidarios con el gobierno de Israel.

No cabe fingir ignorancia o distancia: El genocidio lo vemos en directo. El objetivo de los bombardeos es la destrucción física y la aniquilación implacable de un pueblo, en su inmensa mayoría ajeno a la violencia de Hamás. Es un exterminio consentido.

Ante la invasión a Ucrania, los países occidentales se posicionaron rechazando la invasión y ayudando a Ucrania. Según datos d la ONU, en Ucrania han muerto 545 menores en 22 meses; en Palestina han fallecido alrededor de 6.000 en menos de dos meses. Ya no hay duda. La mayoría de los países occidentales actúan como comparsas del invasor y, en no pocos casos, como cómplices activos.

Quienes no han hecho nada durante más de siete décadas por detener el lento exterminio del pueblo palestino, ¿qué autoridad moral tienen ahora para cuestionar el derecho del pueblo palestino a alzarse en armas contra el opresor? ¿Es que el derecho internacional o humanitario solo es exigible a los enemigos o a los oprimidos?

En días recientes, no obstante, han aparecido fisuras en el apoyo de Occidente a Israel. Empleados de agencias de la ONU (108 de ellos han sido asesinados por las bombas) critican su posición débil frente al genocidio y exigen una condena del castigo colectivo a los gazatíes. Algunos gobiernos, como el español y el belga, se han atrevido a criticar a Israel por la masacre. “Debe distinguirse claramente entre objetivos militares y la protección de los civiles”, dijo el presidente Pedro Sánchez, a lo que Israel responde acusándolo de apoyar el terrorismo.

Sánchez ha declarado que, si la Unión Europea en su conjunto no reconoce al Estado Palestino, España podría hacerlo unilateralmente.

LA BATALLA DE LA INFORMACIÓN

Ya son 53 los profesionales de la comunicación muertos en Gaza desde el 7 de octubre: 46 palestinos, cuatro de israelíes y tres de libaneses, según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), que investiga numerosos informes sobre otros periodistas asesinados, desaparecidos, detenidos, heridos o amenazados.

Los periodistas asesinados por Israel en un mes y medio en Gaza igualan a los registrados en un año en el mundo.

Al menos 16 fueron asesinados en sus casas, y otros tantos cuando se desplazaban en coche. Es decir, se trata de asesinatos selectivos.

El CPJ indica que, desde que comenzó a registrar las muertes de periodistas en conflictos armados hace 30 años, este ha sido el período más mortífero para los y las periodistas que cubren este tipo de conflictos.

También señala la Organización que se está ejerciendo un “apagón informativo” con el cual el Gobierno israelí bloquea la circulación de “información vital” sobre Gaza para ganar su guerra de propaganda en Occidente. “Intentan controlar la información, silenciar lo que ocurre dentro”.

Sin embargo, ya son pocos los que creen en las versiones israelíes, incluyendo medios internacionales. A ello han contribuido las maniobras absolutamente absurdas para justificar los ataques a hospitales y, sobre todo, las pruebas, cada día más aplastantes, de que buena parte de los muertos israelíes en la noche de la incursión del 7 de octubre lo fueron por fuego israelí: el nivel de destrucción física (edificios civiles y militares demolidos) y los cadáveres de israelíes quemados no pudieron ser resultado de las operaciones de los milicianos de Hamás, equipados únicamente con armas ligeras; fueron resultado de los disparos de tanques y misiles Hellfire disparados desde una veintena de helicópteros israelíes.

¿Y CISJORDANIA?

Mientras la atención está centrada en el genocidio de Israel en Gaza, los colonos y los soldados israelíes en Cisjordania siguen a lo suyo, y han asesinado al menos a más de 230 palestinos civiles (unos 50 de ellos niños) desde el 7 de octubre; han forzado el desplazamiento de 16 comunidades palestinas, en las que vivían 905 personas; y han arrestado a más de 2.800.

Cada colono es ahora miembro de un “equipo de seguridad”, milicias salvajes y armadas que tiene derecho a maltratar a ganaderos y agricultores y a desalojarlos.

¿QUÉ PASARÁ Y MAÑANA?

Es una inquietud generalizada. ¿Qué futuro inmediato le espera a Gaza y los gazatíes?

Estados Unidos y la Unión Europea declaran que debe pensarse en los dos estados, uno israelí y otro palestino. No quieren ni el desplazamiento forzoso de la población, ni la reocupación de Gaza por Israel, ni el asedio o bloqueo, ni la reducción del territorio. Quieren una franja de Gaza “pacificada” y gobernada, al igual que Cisjordania, por la Autoridad Palestina (una Autoridad, por cierto, desprestigiada por su inacción para defender a sus ciudadanos y por su corrupción).

Pero otra cosa es lo que quiere Israel. El primer ministro Netanyahu ha dejado claro que, tras la guerra, Israel se encargará de la seguridad en Gaza, porque cuando no lo hace, emerge “el terror de Hamás”. El ministro de Exteriores afirma que Israel controlará la Franja “en todo momento”, y la ministra de Inteligencia ha llamado a expulsar a todos los palestinos de Gaza y promover su reasentamiento voluntario en países de acogida, es decir, a desaparecer esa parte de Palestina. Más claro no canta un gallo.

El deterioro de la situación humanitaria está provocando una avalancha masiva hacia el cruce fronterizo de Rafah con Egipto. Parecería que ésa es la estrategia israelí: Amontonar a los gazatíes en un escaso territorio en el sur, donde los estragos del hambre y las enfermedades facilitarían la labor “humanitaria” de empujarlos hacia la península del Sinaí, en Egipto, de donde jamás volverían… De hecho, ya han sido desplazados forzosamente hacia el sur unos 1,7 millones de gazatíes (más del 70% de la población de la Franja), que nunca podrán regresar, porque no tienen dónde hacerlo y porque se lo impide el terrorismo israelí.

Esa Gaza destrozada y “pacificada” quedaría a merced de los colonos israelíes que la irían ocupándola poco a poco.

Hasta el momento, Egipto se ha opuesto a acoger a los gazatíes en el Sinaí, pero ¿hasta cuándo querrá o podrá resistir la presión de Israel y Estados Unidos? ¿Estarán éstos dispuestos a pagar el precio que ponga Egipto?

Y ya solo quedaría la limpieza étnica en Cisjordania…

LOS CARROÑEROS DE LA GUERRA

Siempre es igual. Hay quienes se enriquecen con la muerte. Ahora hemos conocido algunos de sus nombres.

Las acciones de la empresa estadounidense Raytheon Technologies Corporation, que fabrica misiles, radares y proyectiles guiados, han subido un 13,46% desde el comienzo de la agresión a Gaza. Las de General Dynamics, de la misma nacionalidad, que suministra proyectiles de artillería y vehículos tácticos ligeros Flyer 72 a Israel, han subido un 9,72%. Las de la Lockheed Martin, también estadounidense, que desde hace décadas le suministra aviones F-16 y F-35, misiles Hellfire y otros equipos, han subido un 10,65%.

Las acciones de empresas militares israelíes como ThirdEye, Aerodrome Group, Aryt Industries, Elbit, Rafael Advanced Defense Systems o Israel Aerospace Industries han sido aún más espectaculares, llegando en algunos casos a superar el 200%. Tres de esas empresas (Elbit, Aerospace Industries y Rafael) se encuentran entre las cien más importantes del mundo.

Por otro lado, en Gaza se están probando producciones militares israelíes y estadounidenses, como el mortero “inteligente” Iron Sting; los carros de combate Barak, equipados con sensores ópticos y térmicos e inteligencia artificial; y los nuevos transportes de tropas Eitan equipados con un nuevo sistema de defensa que interceptaría cohetes antitanque. Los compradores requieren que cualquier equipo militar haya sido probado en combate, y el genocidio actual es también un buen escaparate.

La industria armamentística israelí ha duplicado sus exportaciones de defensa en menos de una década y han aumentado en un 50% en tres años. Esa industria ocupa el décimo puesto en el comercio internacional, un puesto por debajo de España, que ha comprado miles de misiles fabricados originalmente por Rafael, una de las tres grandes compañías de Israel.

Ese armamento nuevo le cuesta a Israel miles de millones de dólares al día. Pero esos miles de millones no se pierden: vuelven a los bolsillos de los partidarios de la guerra, después de haber sembrado Gaza de miles de cadáveres, hombres y mujeres, ancianos y niños.

BOICOT COMERCIAL

Varios países árabes han emprendido campañas de boicot contra compañías occidentales que han adoptado posturas proisraelíes o tienen intereses comerciales en ese país. Es el caso de Egipto, Jordania, Kuwait y Marruecos. Pero también en México o Turquía. Algunos establecimientos como McDonald’s o Starbucks se ven medio vacíos y sus ventas han caído un 70%

En México, el Comité por la Liberación de Palestina ha puesto en marcha un boicot contra las empresas mexicanas que comercian con Israel, específicamente Cemex, a la que acusan de vender el cemento para la construcción del muro en Cisjordania.

LA BANCA ESPAÑOLA Y LOS TERRITORIOS OCUPADOS

El Gobierno de Israel se ha propuesto obtener el 30% de su energía de fuentes renovables para el año 2030, con énfasis en la energía solar. Para ello, ha acelerado la política de confiscación de tierras palestinas y el desplazamiento forzoso de la población, para llenar esas tierras de campos solares de producción energética.

En la financiación de esos proyectos participan las empresas españolas Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Abanca, Sabadell, Bankinter, Cajamar, Unicaja y Catalana Occidente, según una investigación de las organizaciones FETS, Novact y Suds.

Los bancos presentan a sus clientes esas inversiones como “proyectos respetuosos con el medio ambiente y responsables socialmente”, cuando en realidad están contribuyendo a la vulneración de derechos humanos.