En la ciudad boliviana de El Alto la mayoría de la población es Aymara, que junto con la Quécua son las más numerosas de las treinta y seis etnias bolivianas. Ante la situación que vivía Bolivia en esta época (corrupción, narcotráfico, desempleo, carestía), se diseñó desde el gobierno una política sobre la base de la dependencia, sacrificando los derechos fundamentales del pueblo boliviano frente a los intereses de las grandes empresas privadas.
Dentro de toda esta realidad, las personas enfermas y/o discapacitadas eran el sector más desfavorecido y marginado, por no contar con seguridad social, o medios económicos, y la ausencia de centros especializados. El taller que se construyó tenía como objetivo la integración de la persona con discapacidad en la familia y la sociedad, la rehabilitación de las mismas, la concienciación en todos los sectores de sus derechos y deberes como bolivianos, seres humanos, y la formación de la persona apara que sea sujeto de su propia rehabilitación y formación.