Los Objetivos del Milenio, firmados en Nueva York por 189 estados miembros de Naciones Unidas para erradicar la pobreza extrema, fomentar la igualdad de derechos en países subdesarrollados y luchar contra las epidemias que afectan al Tercer Mundo, se han difuminado con el paso de los años a consecuencia de la crisis económica global.
Este incumplimiento de muchos Gobiernos con las políticas de solidaridad internacional también se ha extrapolado a otras administraciones como el caso de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, donde todos los proyectos de cooperación, ya no sólo se paralizaron, sino que salieron de la agenda de la acción política y presupuestaria del Ejecutivo regional.
La propia presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal asumió este compromiso de recortar los 40 millones de euros destinados a la cooperación al desarrollo, del año 2011, asegurando que la Comunidad Autónoma no puede permitirse estos créditos e intereses dentro de la senda de la racionalización de las Administraciones públicas y la consecución de los objetivos del déficit, y subrayó que su Gobierno siempre tendrá un claro compromiso con los más desfavorecidos, algo que está incumpliendo permanentemente al no tener un pequeño gesto con los cientos de proyectos de cooperación pendientes, ni presupuestar al menos el 1 por ciento para ayudar a las familias que han agotado sus prestaciones por desempleo, dentro del ámbito geográfico de nuestra autonomía.