Inmigración, democracia y solidaridad

Es increíble oír a los más altos responsables del gobierno acerca de los problemas de la inmigración en nuestro país y apuntar como una de las principales soluciones el invertir en los países de origen. Es el colmo del cinismo, es la madre de todos los cinismos. Mientras se afirma lo anterior, al mismo tiempo se recorta la ayuda al desarrollo en un 70% a nivel nacional y en un 100% en nuestra comunidad de Castilla-Mancha. Pero, además, cuando en 2014 hablan de invertir en los países de origen, no sé si es que han olvidado que eso es un mandato de Naciones Unidas desde el año 1980, cuando en la 34 Asamblea General se acordó que todos los países dedicaran el 0,7% de su producto interior bruto a paliar las pobreza de los países menos adelantados y más endeudados. Hasta la fecha sólo cinco países han llegado a esa cantidad: Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega y Suecia. La tendencia en los últimos años ha sido a la baja en todo el mundo occidental.

 

Por otra parte, ese cinismo se acentúa cuando uno oye la voz de los pueblos, que cuando son consultados, responden todo lo contrario a lo que practican nuestros gobernantes. Hace apenas unos meses, Oxfam Intermon hizo pública una encuesta, sobre la solidaridad, la cooperación al desarrollo y la ayuda de nuestro país y, curiosamente, los resultados son: un 81% de los encuestados apoya la ayuda a la cooperación al desarrollo e incluso de esa cantidad, un alto porcentaje, el 36% piensa que sería bueno aumentarla y lo bueno es que estas cifras no se identifican con ningún partido político, sino que se mezclan todas la ideologías. Lo que claramente demuestra que el pueblo sabe que muchos de los problemas ligados a la inmigración se resolverían invirtiendo en los países de origen con políticas que favorecieran el desarrollo a través de la educación y el acceso a las nuevas tecnologías.

Pero, sin duda y siempre desde mi punto de vista, la mayor deficiencia de los países empobrecidos y, de lo que aquí en nuestros países de occidente tampoco estamos demasiado sobrados, es la falta de profundización en los procesos democráticos de los países. Desde hace bastante tiempo estamos viviendo en unas democracias formales, en las que la participación de los pueblos queda limitada a la introducción de una papeleta en las urnas, y el resto lo administran personas que, aun admitiéndoles buena voluntad y mejores propósitos, se ven imposibilitados para discrepar de las élites de los partidos, compuestas por personas que, cuando no son las mismas que los poderes fácticos, se ponen a su servicio, léase bancos, multinacionales, iglesia, etc. , lo que, a su vez, da como resultado políticas que favorecen a esos poderes, aunque para ello haya que dejar a los pueblos sin las coberturas y prestaciones básicas de salud, educación, pensiones, dependencia, etc.

Estoy convencido de que ésta es la principal causa de la pobreza, la falta de democracia y la falta de profundización en los procesos democráticos que tímidamente comienzan algunos países. Sin democracia no habrá transparencia, el reparto de los recursos siempre será arbitrario, la justicia estará al servicio de los poderosos, el acceso a la salud, a la educación, a las prestaciones básicas de atención a la infancia, a los mayores, a las personas dependientes…será privilegio de unos pocos,  20 familias tienen más recursos que el 20% de la población. La pobreza no es sólo la falta de recursos económicos, sino la falta de desarrollo de la libertad. Y cuando, cansados de tanta humillación, de tanto expolio, de tanta miseria y, al mismo tiempo, ansiosos de mejores condiciones de vida, de conseguir algo de dignidad, nosotros les ponemos muros, vallas y concertinas.

Desde SOLMAN os invitamos a trabajar para fortalecer la democracia a través de  una participación activa en todos los ámbitos de la sociedad.